Si bien 30 estados de la República Mexicana ya consideran el maltrato animal como delito en su código penal, se estima que solo el 0.01% de los casos reciben castigo. La Sociedad Americana de Prevención y Crueldad hacia los Animales define maltrato animal como “cualquier acto intencional que cause daño, sufrimiento o estrés innecesario a un animal, ya sea doméstico o salvaje”.
Una de las principales problemáticas en el país es que la sociedad ignora en su mayoría las leyes y sanciones en cuestión de bienestar animal y maltrato. La organización AnimaNaturalis realizó encuestas a nivel nacional y dio a conocer que 69% no conocía el proceso en sus estados y 83% aseguró no conocer ningún tipo de campaña para prevención de maltrato animal, lo cual se traduce en que los gobiernos locales no están haciendo suficiente para concientizar a su población.
El INEGI ha estimado que hay alrededor de 80 millones de mascotas en el país, eso significa que 69.8% de los hogares cuentan con algún tipo de animal doméstico, 43.8 millones son perros, sin embargo la pandemia incrementó el abandono hasta más del 15% según datos de El Economista, lo que se traduce a que más del 70% son abandonados. Tan solo en la Ciudad de México la estadística es de 500 mil perros y gatos al año, y más de 10 mil sacrificados.
Esto también significa que hay cerca de 700 toneladas de heces fecales de perro al día tan solo en la capital mexicana, y el hecho de que la mayoría sea de aquellos en situación de calle y por lo tanto no sea depositada en la basura correspondiente, conlleva a la generación de más de 100 enfermedades distintas, según un reporte de la Universidad Autónoma Metropolitana.
En 2018, el Senado de la República reportó que alrededor de un millón de mascotas son maltratadas a diario, pero el sistema falla para los que no tienen voz. A pesar de que ha habido una evolución en cuestión de derechos para los animales, leyes, códigos y sanciones, la realidad es que no se ha hecho lo suficiente ya que la mayoría de las denuncias no se persiguen.
La realidad es que la crueldad animal no ocupa un espacio importante en la agenda de las instituciones políticas. Por lo mismo hay una necesidad de revisar las políticas públicas, los presupuestos y, en general, el compromiso y la efectividad de las instituciones para prevenir y atender el maltrato de los animales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la World Society for Animal Protection (WSPA) apuntan que la única manear de detener la sobrepoblación canina callejera es la esterilización y la educación ciudadana.